viernes, 9 de mayo de 2014

EL ENORME APRECIO DEL MAESTRO GUILLÉN AL TEATRO, A LOS JÓVENES ESTUDIANTES DEL COLEGIO Y A LOS FIELES AMIGOS DE LA CASA. Nosotros esperábamos casi con terror la llegada del Maestro Edgard Guillén a nuestra casa, programada para las nueve de la noche del viernes 02 de mayo. Sabíamos muy bien de los viajes del Maestro por todo el Perú y el Mundo y temíamos mucho de no estar a la altura de tan magna visita. Pensábamos que nuestra casa era demasiada humilde y que la comida que le íbamos a brindar sería demasiado sencilla o frugal. Como algo sabíamos también de su fuerte carácter, nos llenábamos de zozobra al imaginar que nos iba a decir -de arranque- lo siguiente: "Profesor, esto no es lo que yo esperaba". Bueno, el Maestro llegó con Julio Ramón a la hora esperada. Corrimos con mi señora a recibirlo desde que bajaba del mototaxi. Nos saludó con cortesía, pero estaba serio, reservado; sin embargo, cuando apenas traspuso la puerta del frontis de la casa, dos perros blancos (Chuzín y Kuki) se lanzaron encima del Maestro,¡desgracia!...El Maestro gritó, claro, pero con exclamaciones tan dulces y amistosas que los caninos se detuvieron en seco y moviendo de pronto (como por arte de magia) sus correspondientes colas, ahora lamían felices las manos del primer actor nacional de teatro. Nosotros quedamos sumamente asombrados. Pasamos a la sala y ahí las que se lanzaron encima del Maestro fueron mis dos confianzudas "gatotas" con la misma reacción afectuosa del Maestro. En conclusión, el Maestro estaba contentísimo, a la hora de la cena la conversación fue muy fluida...Tan buena que si la profesora Melva Patricio no nos llama por teléfono la charla hubiera continuado interminable, y siempre con las cuatro mascotas de la casa muy al lado del gran actor de Ricardo III. Cuando Julio Ramón llevó al Maestro a su alojamiento (casa de Melva) era casi a medianoche. En la mañana del sábado, de nuevo estaba el Maestro con nosotros, esta vez tomando desayuno, y de nuevo también rodeado de sus peludos amigos con quienes compartía su matutino alimento. Desayunábamos, mientras escuchábamos al amigo Richard Figueroa que hacía las últimas invitaciones (a través de su sintonizado programa radial) al salón de actos de la Municipalidad, primero, y al Teatro Municipal después, a todos los huarmeyanos amantes de las tablas. A las 11 de la mañana, efectivamente, iban a homenajear al Maestro; pero antes tuvimos que ir al teatro para que el Maestro hiciera un reconocimiento del local o escenario donde iba a actuar en la noche. La impresión fue terrible cuando llegamos, porque el teatro estaba hecho una muladar. En la noche anterior se había hecho un reinado y los del colegio "organizador" se habían desaparecido sin hacer la limpieza, y los que lo hacían o trataban de subsanar ese garrafal "olvido" eran los trabajadores de la Municipalidad a quienes había traído el muy preocupado y responsable jefe Alejandro Flores Dextre. No obstante, lo hacían tan apurados que comenzaron a tirar todo el polvo encima del Maestro que recién llegaba. Quedó enojadísimo, y tosiendo y limpiándose como pudo, dicho polvo, corrió a refugiarse a una de las bancas de detrás de la Municipalidad. Pasaban los minutos y el Maestro seguía muy molesto. En ese instante pensamos que -de repente- ya no iba a querer ningún homenaje o reconocimiento. Pero vino la salvación...Vinieron los alumnos a quienes habíamos invitado -y quienes al contrario de la mayoría de autoridades- sí se estaban haciendo presente desde temprano al mencionado homenaje. Bueno, los muchachos, apenas vieron al Maestro corrieron a saludarlo, y a pedir fotos y autógrafos. El Maestro nuevamente sonrió, se puso contentísimo; obedecía con todo gusto los insistentes requerimientos de los buenos muchachos. En pocos minutos ya todos contentos estábamos subiendo las escaleras para llegar al Salón de Actos. Lo que pasó en el Homenaje y en la representación de Ricardo III es otra Historia, muy registrada por cierto, por las muchísimas fotos colgadas en las redes por los emocionados asistentes, Lo que queríamos resaltar en este artículo ya lo hemos cumplido. Queríamos resaltar tres cosas que mi familia (humildemente) tiene el honor de compartir o coincidir con el gran Maestro Edgard Guillén. Estos tres asuntos son el inmenso afecto por el Teatro, por los jóvenes estudiantes y por los fieles amigos (gatitos y perritos) de la casa...Muchas gracias. Hernan Victor Carrillo Mejia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario