domingo, 15 de julio de 2007

Y SI DESPUES DE TANTO TEATRO NO PASA NADA?...

Mi vida con el teatro ha sido espléndida y sigue siéndolo. Me he codeado con los mejores autores del mundo y he conocido todo tipo de personas. Esta fiebre teatral en los sesentas, me llevó a Colombia con Alfredo Bouroncle y Enrique Victoria, maravillosos actores y entrañables amigos, luego me embarcó a Europa, tres años haciendo teatro en Madrid, un año vivido intensamente en Holanda y otros tantos como gitano por París, Bruselas, Brujas, Amberes y Lieja, Berlín, Düsseldorf, Bohn y Essen, Londres, Roma, Florencia, Venecia, Modena, Portugal, Atenas. Amsterdam se convirtió en mi cuartel general y de allí partía y volvía de sabe Dios cuántos lugares y todo por esa alucinante fiebre que a veces me hizo ganar buen dinero pero sobre todo gran experiencia.
Si pues, he vivido con el teatro a plenitud. Cuando volví fundé “PEQUEÑO TEATRO” el 68, porque quería hacer las obras que había elegido y tenía una visión muy clara de ellas. Pasaron varios directores por este primer montaje grupal, ninguno hacía lo que yo imaginaba. Finalmente la última persona que llamé para que se iniciara como director, después de sufrir mis embates, muy tranquilo me dijo: ¿Y porqué no diriges tú si sabes también lo que quieres?... y así fue, de allí en adelante dirigí todos los montajes de “PEQUEÑO TEATRO” que fueron muchos y para mayor exigencia incluso traduje muchas de las obras porque hasta el lenguaje tiene que ser el apropiado . Luego me llamaron de muchas compañías, grupos y productoras para dirigir, que es tan apasionante como actuar, y este continuo ejercicio me llevó a dirigirme a mi mismo hasta hoy.


Trabajar solo no es un accidente. Es el resultado de aquella enorme introspección que como actor realicé junto a mi queridísimo Mario Delgado, un proyecto conjunto el ochenta: “LOS VIEJOS PAPELES A KONSTANTYN STANISLAVSKY CON AMOR”, largo título para tan largo amor. Parí incluso un libro después de este trabajo, del cual muchos esperaban que fuese un manual de técnicas y etcéteras que ya están inventadas y repetidas por demás, ingenuamente creí que quienes leyeran el libro sentirían lo que ocurrió haciendo ese trabajo, pero finalmente creo que no era importante.


Y seguí sólo en esta sala de mi casa a la que Christian Vallejo, entrañable periodista, llamó “EL TEATRO MÁS PEQUEÑO DEL MUNDO”. Empecé la temporada de unipersonales y hay quienes pensaron que me había retirado del teatro por no estar en aquel tradicional cajón con platea, telón y boletería, eso nunca, yo creo, y sin temor a equivocarme que soy el único actor en el Perú que jamás dejo de actuar desde que me inicié el año 60.


Abrí las puertas de mi casa el 12 de septiembre del 93 después que volví de un Festival de Teatro en Portugal, donde cociné todo esto, y han pasado ya por ella, Juan Gonzalo Rose con “CARNET DE IDENTIDAD”, Antón Chejov con “UNA MIRADA DESDE EL JARDÍN DE LOS CEREZOS”, Tennessee Williams con “VERANO Y WILLIAM”, Luce con “EMILY” que yo adapté y rebauticé como “CANTO A MI SOLEDAD”, Jean Cocteau y Alonso Alegría con “LA VOZ HUMANA” adaptada y dirigida por Alonso para mí, Walter Ventosilla en “SIN PARADERO OFICIAL”, Landford Wilson con “LA LOCURA DE LA SRA. BRIGHT” que yo traduje, Shakespeare con “RICARDO III”, que yo adapté y Alonso Alegría tradujo para mí, duró en mi casa tres años y medio y que fue “MI TESIS ACTORAL”, y ahora Goethe con su “FAUSTO” que me tiene atrapado siete años completos.


Cumplo sesenta y nueve años. Cuarenta y seis con el teatro y quince con las puertas abiertas de mi casa para seguir con esta terca necesidad de hacer teatro, de ejercer esa profesión que responsable o irresponsablemente elegí. El más elemental Living de una casa, la mía, me sirve hasta hoy para hacer y deshacer como siempre el teatro a mi manera. Cada noche reinventando para los espectadores esas emociones que provocan en mí la lectura y selección de tantísimas obras y este FAUSTO que me ocupa siete años. Cada noche se inicia este extraño ritual y la gente me pregunta si no me aburre repetir tanto lo mismo, y les digo que no, porque cada noche es una ceremonia viva, riesgosa, no se sabe lo que pueda ocurrir con ellos o conmigo. El azar es coprotagónico fundamental. Menudos accidentes ocurren en las presentaciones, pero las técnicas aprendidas y la “MAÑA” personal, hace que el público no perciba esos trances, en los que por ejemplo, se te va el alma al cielo y vuelves sólo porque una gota de sudor te entró en el ojo o un desesperado celular te sobresalta. En mi caso, la distancia entre el público y yo es extrema, estamos a escasos palmos, casi sintiendo nuestros propios alientos, pero aun así pasan cosas por tu mente que podrían hacerte una mala jugada y si ocurre, salto la valla hábilmente y nadie se enteró. Soy un terrible simulador.


Y la gente sigue viniendo, a veces mucha a veces poca y a veces ninguna, y cuando veo personas , espectadores sentados en los sillones de mi casa, pienso en un milagro, o es que estoy cosechando lo que sembré?... nada de eso, es simplemente porque la ENTRADA ES LIBRE que es sinónimo de GRATIS y se pasan la voz de boca en boca, demora sí, pero funciona, y porque el teatro es caro y eso lo hace elitista, no otra cosa, aquí vienen a escuchar a Goethe personas que jamás oyeron hablar de el. Todas las personas son capaces de captar lo que un gran autor les da. Hay jóvenes estudiantes y niños que me cuentan lo que recibieron de este FAUSTO, y es cuando de verdad me alegra ser actor. Haber servido de vaso comunicante. El después de la función es lo mejor. Muchas veces la SOBREMESA dura más que la obra. No hay telón, nada me separa de ellos, no hay mentirosas escenografías, ni luces efectistas. Solo el AUTOR usando el instrumento del actor y apelando a la imaginación del público y punto.


Es difícil tener en tu propia casa el lugar donde trabajas, pero después de quince años ya encontré finalmente la forma de adecuarme a ello. He desacralizado mi propio espacio vital y he desacralizado el teatro, hay en esto una real necesidad de que mi casa sea el lugar donde definitivamente me siento más a gusto en el mundo.


“El teatro es la vida misma”, esta frase tan manida es absolutamente cierta. La vida es un paisaje distinto cada día y cada uno le da el significado o el sentido que quiera o pueda. Hay días que me siento por demás poético, otros indiferente, por ahí muy sexual, diferente, normal, anormal, muy correcto o incorrecto, político, aunque no me gusta pero está ahí, y es terrible ver los rostros de esos criminales de bandos opuestos que siempre habrá en el mundo, ese mal congénito en el hombre y asesinan masivamente, al azar, porque creen estar obrando bien y hacen de este mundo un lugar miserable para vivir. Y depende del momento en que te pille Shakespeare por ejemplo, o Cocteau y te derrites y quieres actuar y dirigir, quieres ya que los actores se apoderen del texto y uno empieza a ajustar tuercas y tornillos, a afinar cada cuerda, cada sonido, cada silencio y lograr ese ritmo vital que es la corriente sanguínea de una puesta en escena.


La recompensa en dinero por tanto trabajo me hace pensar que mejor hubiera sido carpintero, adoro ese trabajo y seguramente hoy tendría mucho dinero. Pero la fiebre sigue, no tan alta, porque con los años se atempera y pienso y disfruto, imaginando ya, cómo será mi próximo FAUSTO, porque hay uno próximo y diferente.

Y parece que después de tanto teatro, SÍ PASA ALGO, por lo menos aquí en la sala de mi casa, “EN MI CASA TEATRO”, de ello podemos dar fé el público que viene y yo.

Del resto sé muy poco, desde hace mucho tiempo soy casi un monje de clausura, gruñón, inaguantable, intolerable hasta hace un tiempo, por lo que desde aquí pido perdón a quienes tuve como víctimas y testigos de ese mal humor. Es que además me daba pica no estar en el pellejo de Anthony Hopkings que hizo todo Shakespeare en Londres y no poder ganar los veinte millones que le pagan por hacer una película. Pero ahora ya piso de nuevo la tierra, esta realidad, nuestra realidad y he vuelto a ser amable y consecuente. Desde que hago teatro en mi casa estoy a mil leguas de la gente de teatro, claro que por oídas uno se entera.

El teatro para mí seguirá siendo un asunto entre el autor, ese maravilloso público anónimo y yo.


Edgard Guillén


21 de Febrero del 2007



5 comentarios:

  1. Me da gusto leerle en el Ciberespacio señor Guillen, espero que siga escribiendo que muchos estamos pendiente de lo que haga usted y es una manera mas de ahcercarse a nosotros..Un fuerte abrazo y que le vaya muy bien.

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  2. muy bueno lo el maestro suerte ojala que el gobierno sea mas humano con el teatro con la gente de teatro

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  5. Edgard siempre te leo para no flaquear en la vocacion esta del teatrista solitario que a mi me a tocado vivir en tierras lejanas
    me ispiras a seguir contruyendo mi unipersonal y no rendirme
    gracias
    Cosmic Runa

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